Un Agente Inmobiliario es aquel intermediario entre el propietario de un inmueble y la persona o personas interesadas en adquirir dicho bien, ya sea en régimen de alquiler o mediante la compra de la propiedad. A simple vista, ésta no es una profesión vocacional y seguramente nunca hayas escuchado a nadie decir: “de mayor quiero ser agente inmobiliario”, pero sí que se trata de una gran oportunidad laboral que puede ofrecer una carrera profesional de éxito en uno de los sectores más dinámicos del país: EL SECTOR INMOBILIARIO.

Las funciones de un Agente Inmobiliario son muchas y muy variadas. Ser agente no se trata de vender casas simplemente, sino que se basa en una serie de acciones imprescindibles para todo el proceso que conlleva la compra-venta de inmuebles.
El día a día de un agente no es siempre igual y dependerá, de algún modo, de las necesidades de su cartera de clientes y de las suyas mismas. Habrá momentos en los que ocupará todo su tiempo en realizar labores de captación de viviendas (que puede ser de muchas formas como, por ejemplo, llamadas telefónicas o visitas a puerta fría), otros en los que se dedicará a visitar y enseñar inmuebles en venta a potenciales compradores, otros en los que se ocupará su tiempo en realizar fotografías y acciones de marketing para promocionar sus propiedades en venta, otros en los que tendrá reuniones con clientes o firmas en notaría, etc…
Por lo que, un día en la vida de un agente inmobiliario implica la realización de muchas acciones a lo largo de la jornada y adaptarse a las necesidades de sus clientes ofreciéndoles sus mejores servicios. Y esa es la función principal de un agente: facilitar la vida de los clientes para que ellos no tengan que preocuparse por nada.
Un agente inmobiliario es experto en el sector y eso debe reflejarse ante sus clientes (que no tienen porqué entender sobre los proceso a realizar en una compra-venta) haciéndoles que este complicado proceso se convierta en algo sencillo.
Al ser Autónomos, los agentes no tienen un horario fijo que cumplir ni una oficina fija a la que acudir. ¡Aunque esto no significa que no haya que echarle sus horas al día!
Lo que quiere decir el no tener horario fijo es el poder organizarse como uno mismo quiera. La mayoría de los agentes trabajan diferentes horas cada semana. A veces comienzan su jornada bien temprano y terminan por la tarde, otras empiezan por la mañana y acaban por la noche, otras veces deben trabajar incluso los fines de semana…
EJEMPLO DE UN DÍA DE UN AGENTE INMOBILIARIO:
Las mañanas pueden comenzar por hacer seguimientos tanto de antiguos clientes como de clientes potenciales. Realizar llamadas y mandar correos electrónicos a los clientes a los que tengo que informar, captar nuevos clientes mediante llamadas y visitas a puerta fría y/o conseguir prospectos y referidos de tu propia red de contactos…

Una vez realizadas estas acciones, a media mañana, podemos aprovechar que nos encontramos ante las horas de mejor luz para ayudar a tus vendedores a la preparación de la casa para su venta (Home Staging) programar las visitas de clientes a las propiedades o para realizar los reportajes fotográficos y de vídeos.

Después de una mañana intensa, las tardes se pueden aprovechar para la realización del papeleo necesario o para realizar estrategias y promociones de marketing y comunicación en redes sociales para posicionarse.

A menudo, los agentes inmobiliarios deben educar y enseñar a los clientes sobre cosas que desconocen cómo pueden ser los gastos a los que se enfrentarán los compradores al comprar una casa o los inconvenientes de llevar a cabo algo tan complejo como puede ser la compra-venta de una vivienda por su cuenta propia.
Cada día en la vida de un agente inmobiliario varía significativamente, lo que hace que su vida se convierta bastante impredecible. Pueden trabajar desde cualquier lugar, ya que no les hace mucha más falta que un dispositivo con acceso a internet y un teléfono para realizar llamadas. Por lo que los clientes no son conscientes de todo el trabajo y energía que implica ser un buen agente inmobiliario. Además, pese al gran trabajo que realizan, es posible que la gente no sepa que contratar a un agente inmobiliario no es caro.
Por lo tanto, si lo que te gusta es tener una vida tranquila y predecible, con un horario fijo a seguir, seguramente ser agente inmobiliario no es tu camino.
El sector inmobiliario es un negocio emocional e impredecible y requiere una flexibilidad por parte del agente; aunque si bien es cierto, con una buena organización puede ser una profesión idónea para conciliar con tu vida personal, pues puedes organizarte horarios y tareas en la mayoría de las ocasiones y trabajar desde casa casi siempre.

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